El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) fue fundado en 2011 como un movimiento social liderado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Tres años después, en 2014, logró convertirse oficialmente en partido político y, en poco más de una década, ha alcanzado una posición dominante en la política mexicana, consolidándose como la principal fuerza política del país.
El éxito de Morena quedó de manifiesto en las recientes elecciones, cuando el partido, junto a sus aliados, obtuvo un contundente triunfo: está cerca de alcanzar las mayorías calificadas en el Congreso, lo que le otorgaría a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, las herramientas necesarias para implementar sus propuestas. Además, Morena logró mantener el control de seis de las nueve gubernaturas en disputa, incluido el Distrito Federal, bastión electoral clave, que ahora será liderado por Clara Brugada, aliada de Sheinbaum.
Sofía Collignon, analista política mexicana, señala que este resultado demuestra que Morena ha logrado trascender la popularidad de AMLO y que hoy se posiciona como la fuerza política predominante en México, sin ninguna otra agrupación que se le acerque en términos de votos.
Pero, ¿cómo pudo un partido tan joven, que surgió apenas en 2011, llegar a este punto de poder tan rápidamente?
Morena comenzó como un movimiento social impulsado por AMLO, quien, en su lucha por la presidencia en 2012, se desilusionó del Partido de la Revolución Democrática (PRD) debido a diferencias sobre cómo lograr un cambio en el sistema político mexicano. En 2014, AMLO y su equipo lograron formalizar a Morena como un partido político, con un enfoque más a la izquierda que el PRD y con la promesa de un cambio radical en la política del país.
AMLO, con su carisma y liderazgo, logró atraer a numerosos seguidores, muchos de los cuales lo apoyaban por su figura y no necesariamente por su partido. Al separarse del PRD, AMLO arrastró consigo una parte significativa del capital político de la izquierda mexicana, incluyendo a figuras prominentes como Manuel Bartlett y Marcelo Ebrard, quienes se unieron al proyecto de Morena. El partido también logró atraer a algunos exmiembros del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN), lo que contribuyó a su expansión.
En 2015, Morena dio su primer gran paso al obtener 35 diputados federales, convirtiéndose en la cuarta fuerza política en el Congreso. En 2018, apenas tres años después de su fundación, encabezó la coalición “Juntos Haremos Historia” y logró la presidencia con AMLO, además de una mayoría en ambas cámaras del Congreso.
Aunque en 2021 sufrió una derrota al perder la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, Morena se mantuvo como el partido con mayor representación en el Congreso. A pesar de este contratiempo, Morena siguió avanzando en su consolidación política, lo que le permitió enfrentar con mayor fuerza los últimos años del mandato de AMLO.
Uno de los factores clave que explican el crecimiento de Morena es el descontento generalizado de los mexicanos con los partidos tradicionales. Hasta la irrupción de Morena, el sistema político mexicano estaba dominado por tres grandes partidos: PRI, PAN y PRD. Sin embargo, las promesas incumplidas y la corrupción generalizada dentro de estos partidos generaron un vacío que Morena supo llenar con su mensaje de cambio.
Morena, en sus primeros años, se presentó como una alternativa genuina a los partidos tradicionales, adoptando una retórica que criticaba las políticas neoliberales y prometiendo erradicar la corrupción. Este discurso, junto con su imagen como un movimiento social que luchaba por un México más justo, logró captar el apoyo de un electorado hastiado de la política convencional.
Según Collignon, el rechazo hacia el PRI, que ha sido históricamente vinculado con escándalos de corrupción, y la desconfianza hacia otros actores del sistema político, como el PAN, fueron factores clave para que muchos votantes apostaran por Morena.
Con Claudia Sheinbaum como presidenta, Morena enfrenta el desafío de cumplir con las grandes promesas que AMLO dejó pendientes, especialmente las de su proyecto de la “Cuarta Transformación”, que busca una transformación radical del país, similar a otros momentos históricos como la Independencia, la Reforma o la Revolución de 1910.
La mayoría en el Congreso es fundamental para que Sheinbaum logre implementar las reformas que definieron la campaña de AMLO, pero la principal tarea será mantener el apoyo popular. Para ello, Morena necesitará seguir siendo percibido como un movimiento de cambio y continuar respondiendo a las expectativas de los votantes.
Aunque el partido ha enfrentado fluctuaciones, como se vio en 2021, cuando perdió la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, no hay duda de que Morena tiene un respaldo significativo en este momento. Si logra mantener ese apoyo y cumplir con sus promesas de campaña, podría consolidarse como el partido hegemónico de México durante muchos años más.
Así, Morena ha demostrado que, en apenas una década, ha logrado convertirse en un actor clave en la política mexicana, transformándose de un movimiento social a la principal fuerza política del país, con Claudia Sheinbaum al frente de un proyecto que promete seguir haciendo historia.